viernes, 31 de octubre de 2025

64 CASILLAS MURCIANAS

Al parecer, el primer antepasado del ajedrez fue un juego llamado chaturanga practicado en el norte de la India durante el imperio gupta, -hacia el siglo VI-. Su significado es ‘Los cuatro cuerpos del ejecito’: Infantería (peones), Caballería (caballos), Elefantes (Alfiles), carros de guerra (Torres). Se jugaba en un tablero de 8x8 casillas igual que el ajedrez moderno, aunque sin colores alternos. De la india pasó a Persia, donde le llamaron shatranj. Cuando los árabes conquistaron Persia en el S.VII, lo popularizaron en el mundo islámico fijando sus reglas, aperturas y estrategias.

España, que era musulmana desde el S.VIII, contribuyó a su expansión por la Europa feudal, donde se añadieron figuras como la reina, que se convirtió en la pieza más poderosa del tablero.

El juego del ajedrez se fue popularizando partir del año 1283 en que se publica el ‘Libro de los juegos’ del rey Alfonso X el Sabio donde se describen sus reglas y variantes, lo que prueba que el juego ya estaba implantado en España, aunque es probable que de forma prioritaria entre las clases altas.

Y este introito un tanto farragoso nos lleva por fin al juego de ajedrez en Santomera:

Tomas Boj Tovar, en su libro 64 Casillas Murcianas, editado por Tintaviva Ediciones, debuta en el mundo literario con un ímprobo trabajo de investigación sobre la vida y obra del médico y maestro del ajedrez, el murciano José Aguilera Bernabé.

El relato, minucioso y prolijo, requiere tiempo y dedicación para una lectura en la que el lector no se verá defraudado. El autor ha buceado de forma minuciosa en la vida del doctor Aguilera Bernabé, alrededor de la cual traza un interesante recorrido por las circunstancias política y sociales de una época que no conviene olvidar.

Una obra monumental a la que hay que acercarse con una buena dosis de tranquilidad y animo de trabajo, pues no es solamente una ‘novela de ajedrez’ como la de Stefan Zweig, sino que el autor, en un esfuerzo de documentación notable nos proporciona un mosaico que abarca los años de vida del protagonista (1901-1964) donde aparecen acontecimientos que serían definitivos para la conformación de los años sucesivos.

Al mismo tiempo se desmenuzan, con el mismo detalle y precisión, los acontecimientos tanto locales, nacionales e internacionales que rodean la vida del insigne personaje, dejando constancia gráfica de las partidas jugadas en los más importantes torneos en los que el doctor Aguilera participó, desde su primer intento serio de jugar al ajedrez gracias al promotor del juego en Murcia, don Pedro Pinar, quien por el año 1918 había creado el Club Golmayo, primero de los que se constituirían con posterioridad en la región.

Quizás el doctor Aguilera no llegara a destacar de forma extraordinaria entre la pléyade de grandes maestros del ajedrez de la época en que le tocó vivir (el campeón español Manuel Golmayo y su hermano Celso, el campeón del mundo Lasker, el polaco Janowski, José Raúl Capablancoa, Arturo Pomar, etc.), pero lo cierto es que hizo un meritorio esfuerzo en favor del conocimiento y difusión de la práctica del ajedrez y que su nombre llegó a figurar en el año 1935 en el prestigioso ‘Anuario Internacional de Ajedrez’ alemán.

El autor acompaña al doctor Aguilera en su largo y fructífero periplo ajedrecístico desde la Federación murciana de Ajedrez y su Torneo Nacional, la Olimpiada de Ajedrez de La Haya, el Torneo Nacional con motivo de la Exposición Universal de Barcelona, el momento terrible de la guerra civil española (1936-1939), los torneos entre ciudades de la posguerra y sus destinos finales como médico en Lorca y Santomera donde impulsó de forma notable el juego del ajedrez. Por desgracia, sus problemas de salud lo condujeron a una muerte temprana a los 64 años.

64 Casillas Murcianas es una obra monumental que seguro interesará a los amantes del ajedrez, pero también a cualquiera que tenga interés en conocer los avatares del periodo histórico que el libro recorre de forma exhaustivamente documentada.

El pueblo de Santomera y el mundo del ajedrez pueden ofrecerle a Tomás Boj Tovar su más calurosa enhorabuena por el esfuerzo realizado en bien de este noble juego.

  


 

2 comentarios:

  1. Palabras que me llenan de orgullo de un gran escritor al que admiro profundamente. Muchas gracias Mariano.

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