viernes, 7 de mayo de 2021

A LA INTEMPERIE

 

Hace tiempo que me corrijo el nocivo afán de los juicios apriorísticos, de los que ya debía haber escarmentado dada la cantidad de resultados negativos que acumulo. Tenía a Charo ubicada como poeta –con cierta razón— a partir de sus libros Palimpsesto Azul, Florida Verba y Los márgenes del tiempo, cuya lectura disfruté en su momento y sigo disfrutando ocasionalmente, que es venero al que acudir de forma periódica. No esperaba que fuera también excelente prosista como este A la intemperie nos revela. Mas perspicaz o más hábil, Santiago Delgado ya sabía de su producción de “literatura de gabinete, universitaria, con vistas a satisfacer, no un currículum, que también, sino otro ímpetu creativo; pero al amparo de la Ciencia Humanística” (13) de esta “profesora, poeta, madre, fotógrafa, viajera, murciana granadina, sinestésica (23), nacida en Sabadell” (13), como nos dirá en el prólogo del libro. Festejemos, pues, “el nacimiento a la prosa de la autora” (15).

Recoge este libro una colección de flases veraniegos publicados en el periódico La Opinión, un florido ramillete en el que la autora va desgranando recuerdos entremezclados con asuntos de actualidad en los que asoman, puede decirse que inevitablemente, las notas se su profunda formación clásica [el Código de Hammurabi (52), Catulo, y Ovidio, permanentes amores (59)], entremezclados con notas cercanas y hasta folclóricas de sus vivencias repartidas entre su tierra catalana y la que ha venido a acogerla en su fecunda madurez literaria, recordando la antigua costumbre de los pueblos del sur de sacar las sillas a la acera con la fresca, después de rociar la calle con un balde de agua cuando aún era de tierra (79).

Dedicará un amplio recorrido por la región: puntas de Calnegre (27), el pino de las águilas, campo de Caxitan en Mula (31), el cuello de la Tinaja de la Raja y de las tres flechas en Cobatillas, su tierra (35) Campos de San Juan (47), las Casas de los Abuelos de generosa acogida gastronómica y vespertina en Benizar (48), el camino de San Juan de la Cruz (133), y tantos otros por los que ha deambulado.

No faltan momentos de acercamiento personal llenos de ternura, tan propios del carácter de la autora, como al referirse a la actriz Margarita Lozano (28) o a la dolorosa realidad del Alzheimer que tiene cercano, porque es terrible pensar cómo la memoria se va desdibujando, como el borrador lo hace con lo escrito en un encerado y, lo que es peor, se disipa el recuerdo y con él la posibilidad de volver a traer al presente desde el corazón lo vivido. (94)

 La entrañable contemplación de la realidad no es óbice para la acertada crítica: el castigado Mar Menor. Confío en que las autoridades pongan de forma urgente, como tantas voces reclaman, los medios precisos para hacer reversible el estado calamitoso en que se encuentra (91)

Es un libro tan amable como la autora, fácil de leer, que deja el regusto familiar del pan recién horneado y el ambiente familiar de la cocina doméstica, con ganas de estrechar a la autora  Incluso cuando no podemos abrazarnos físicamente, como en estos tiempos cuasi apocalípticos que nos está tocando vivir (73). Remite Emilio Castelar en sus "Recuerdos de Italia" -remontandose hasta Cicerón-, al doble objetivo que debe cumplir la lectura: "delectare et docere", plenamente satisfechos en esta obra.

La edición tan cuidada y de buen gusto como nos tiene habituados La Fea Burguesía. No se lo pierdan. 

 Mariano Sanz Navarro


 

 

 

domingo, 2 de mayo de 2021

SANTOMERA EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

Ha tenido el ayuntamiento de Santmera, mediante la mano eficaz de su concejala de cultura, María Jesús Férez, la feliz idea de editar el magnífico trabajo de Blas Rubio, Cronista Oficial del pueblo, que lleva ese título parafraseando al del escritor García Márquez.

Se trata de un concienzudo trabajo que repasa los luctuosos acontecimientos consecuencia de las sucesivas epidemias que asolaron el pueblo de Santomera desde la epidemia de cólera de 1885 hasta la gripe “española” de 1918, más algunas referencias a la que hoy nos aflige como consecuencia del Coronavirus19.

Pero el estudio es algo más, es un recorrido minucioso y eficiente, de las condiciones en que se inició el poblamiento de Santomera en tiempos modernos (tiempos más antiguos se están investigando con éxito por algunas asociaciones locales). El pueblo creció sobre marjales insalubres desecados con dificultad mediante azarbes, landronas y escorredores. Su población se constituyó por familias de braceros huidas de las hambrunas de tierras en todavía peores circunstancias. Los braceros eran contratados en condiciones de semi esclavitud por propietarios absentistas a los que había beneficiado la ineficaz desamortización de Mendizábal de 1836. Una población pobre, con una mayoría aplastante de jornaleros y arrendatarios, una mínima clase media, unos pocos terratenientes y la mayor parte de los grandes propietarios —los arrendadores— viviendo en Murcia, Orihuela, Madrid u otras ciudades, nos dirá el autor (14).

Blas ha buceado en archivos y bibliotecas de los que ofrece una abundante bibliografía al final de estudio, aportando en muchos casos los testimonios originales para que el lector pueda extraer sus propias conclusiones.

Enriquece el trabajo el estupendo prólogo de Ramón Ballesteros que sirve de panorámica general para situarnos en el entorno histórico del momento que se contempla, la segunda mitad del S.XIX  y los comienzos del siguiente. La subida al trono de Alfonso XII en 1874, tras el Sexenio Revolucionario, la Constitución de 1876 y la época de Cánovas del Castillo concluyendo con la republica de 1931 de tan trágico y oneroso final para la nación.

Se trata de un valioso documento para la historia del pueblo por el que debemos felicitar a autor y prologuista esperando que, tal como se nos promete, abunden en estos estudios trabajos que están abordando un grupo de investigadores de Patrimonio Santomera (15).

Queda la esperanza de que escarmentemos de las experiencias de tiempos pasados, aunque esa perspectiva, a la vista de las circunstancias actuales, se revele demasiado tenue.

Es un libro imprescindible para cualquier santomerano, y aún español, interesado en la pequeña historia de nuestro país que es la que acaba constituyendo la gran Historia. Aliciente de importancia supone el que la generosidad del ayuntamiento lo haya distribuido de forma gratuita en la Feria del Libro. Una hermosa forma de administrar los caudales públicos.

Para las presentes circunstancias de la pandemia que sufrimos, que se podrán estudiar en los tiempos futuros, nos resta esperar que la ciencia venga en auxilio de los presentes y que los abanderados de la necedad y de la inconsciencia se reciclen si no en héroes, al menos en prudentes ciudadanos, nos dejará dicho Ramón como guinda final de su prólogo (12).

Enhorabuena a ambos y al pueblo de Santomera.

 RUBIO GARCÍA, BLAS, Santomera en los tiempos del cólera, Ayuntamiento de Santomera, 2021

Mariano Sanz Navarro