viernes, 7 de diciembre de 2018

LA CÁSIDA MACSURA DE HAZIM AL-CARTAYÁNNI


Mariano Sanz Navarro

Valgan como introducción a este comentario las palabras del profesor Flores Arroyuelo en su discurso de contestación a Robert Pocklington: “estamos ante un investigador neto, entregado al análisis y al estudio de una encrucijada histórica y lingüística de voces y acciones”. (49)
Refiriéndose a los numerosos datos que el autor del comentario sobre La Casida macsura de Házim al-Cartayánni aporta, asegura Flores Arroyuelo “Junto a esta series de datos, debemos añadir el hecho de que los estudios realizados por nuestro académico, los había fundamentado sobremanera y con sumo acierto en un principio como era el que procuraba la toponimia […] ya que todo su discurso trata de que se comprenda el valor humano de que el lenguaje es poseedor en cada momento (48)
Hazim al-Cartayánni, según nos dice Pocklington, nace en Cartagena donde su padre fue cadí durante más de 40 años, en 1211-12; vive a caballo entre Cartagena y Murcia, emigra al norte de África hacia 1240 y se establece en Túnez donde permanece hasta su muerte ocurrida en 1285. “El largo poema que nos ocupa se conoce como la Casida macsura. Dedicado al emir al-Mustánsir, lo compuso al-Cartayánni con motivo de la restauración de un antiguo acueducto romano” (7).
Su título completo es al-Casida al-alfia al-macsura (La casida de mil versos, rimada en alif macsura), aunque en realidad está compuesta por 1006 versos.

Al Cartayánni vive entre Murcia y Cartagena durante los tiempos turbulentos de la penetración almorávide (1086) que aportan al islam peninsular el sunismo malekí, y la segunda oleada purificadora llegada del desierto mauritano en 1147, los Almohades, que permanecerían en al-Ándalus hasta que fueron sustituidos por los benimerines en 1244. La situación política y la reducción progresiva de los territorios ocupados por los musulmanes, debió influir poderosamente en el estado de ánimo de al-Cartayánni: en a la segunda mitad del poema, que “contiene una larga descripción de la vida placentera y la belleza de los paisajes de su nativa Murcia y Cartagena, termina lamentando que casi todo al-Ándalus está ocupado por fuerzas cristianas”. (7)
Destacan en la Casida macsura, el canto a la naturaleza y a los placeres de la vida al aire libre -refiriéndose a Murcia como “un jardín del paraíso recorrido por ríos”- (8), y la añoranza de los tiempos pre-almorávides en los que al-Ándalus conoció momentos de esplendor y desarrollo extraordinarios. Florecieron sabios y poetas, se celebraban fiestas suntuosas en palacios que imitaban los lujos de oriente y se construyeron profusión de almunias, madrasas y mezquitas.
¡Cuántas exquisitas fiestas nocturnas y plácidas madrugadas en lugares de encuentro que aún perduran en mi memoria! (9)
La casida constituye un documento de gran valor para conocer de primera mano la sociedad de la época, sus costumbres y la intensa relación que al-Hazim mantiene con un entorno que exalta de forma poética haciendo un detallado retrato de los parajes extramuros de la ciudad, las acequias, el Verdolay (al que llama Ayelo), la idílica campiña cartagenera, de la que dice: Pasamos el invierno perfectamente resguardados en un rincón paradisíaco del Campo de Cartagena (10), y su intensa relación con la vida campestre, las excursiones en barca, la caza de cetrería, y toda suerte de esparcimientos propios de la vida muelle y desocupada que llevaba: Repartía mi tiempo entre paisajes que embelesaban la vista y el oído y cautivaban la inteligencia…(15)
No podían faltar las referencias a la mujer, a la que prodiga abundantes galanterías: Allí se miman los ojos de los amantes y se atormentan los corazones de los que enamoran y el de mirada somnolienta aleja el sopor de sus ojos y se resiste a dormir (14),  ni las numerosas referencias toponímicas que asocia con el paso de las tormentas que imagina avanzando a través de la comarca de este a oeste.

En resumen, una pequeña -en extensión, aunque grande en categoría- joya con la que este inglés afincado en Murcia, como al-Cartayánni años atrás, nos regala en cuidada edición de la Real Academia Alfonso X el Sabio.

POCKLINGTON, ROBERT, La Cásida Macsura de Hazim al-Cartayánni, R. Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 2018