LA SOMBRA DEL PERRO
Ramona López Gómez
Ramona pertenece a la cofradía de los que escribimos cuentos, género algunas veces menospreciado sin más razones que el desconocimiento. Como es bien sabido lo han cultivado profusamente desde los maestros rusos, franceses, ingleses, americanos, etc. hasta nuestros próximos Borges, Cortázar, Aldecoa, Monterroso y tantos más en lengua castellana que harían esta relación interminable.
Ramona
cultiva el género y lo cultiva con maña de hortelana sapiente y delicadeza de
artesana del bolillo. Digo esto en lo referente a lo minuciosamente trabajado
del texto, a lo ponderado de las imágenes que suscita y a lo pulido del lenguaje
—estoy seguro que revisado una y mil veces—, como el exigente artesano hace con
la pieza que quiere perfecta.
Con
hacerse agradable y de fácil la lectura de la obra, lo que más me ha
impresionado ha sido el contenido.
Es
un alegato feminista en toda regla. Y un alegato bien fundado en experiencias
propias o ajenas descritas con elegante prudencia (nunca se sabe en qué medida
autobiográficas). Esa parte, con enorme carga didáctica es la que más alto
recorrido tiene entre gente que, como yo, pertenecemos a una época en la que a
esas cuestiones se les negaba la existencia a fuerza de hacerlas invisibles.
Visibilizarlas ahora es una cuestión de justicia para mejorar una sociedad que tiene
muchos de esos valores en peligro.
Ramona
no ha sido víctima de la “incapacidad narrativa” a que se refiere su
presentadora y maestra (y mía) en la Biblioteca Regional, Lola Lopez Mondejar
en su libro “Sin Relato“. La coincidencia en el tiempo de los libros de ambas
es un factor coadyudante desde planos bien diferentes. Lola analiza en
profundidad la estupidizacion progresiva de sociedades desprovistas de la
capacidad de reflexión. Ramona nos muestra un Pantone de casos cotidianos y
vecinos que nos invitan a reflexión.
Es
“La sombra del perro” (Editorial La fea Burguesía, 2024), un desfile de
personajes, crudos y reales como la vida, con frecuencia tiernos y desamparados,
pero siempre próximos y dignos de comprensión y hasta de tierno cariño. Por
fortuna aquí no hay “colapso de la competencia narrativa”, sino todo lo
contrario. Descripción minuciosa y vívida de lugares, hechos y personajes.
Consta
el libro de 38 historias narradas con sencillez impactante. Muchas de ellas “in
media res” que nos retrotraen a narraciones pretéritas bien conocidas por
Ramona.
La Negra y su perro (60) que
imaginamos danto título al libro, el asesinato en la alhóndiga limonera Temporada de tomate (19), la paloma
herida en Carrera con el diablo (125)
o el caballo abandonado a la intemperie El
caballo (163)... Son otros tantos relatos a los que uno se avecina lleno de
avidez y de los que sale con un estremecimiento agradecido. Merecen lectura
sosegada que resulta plácida y aleccionadora.
No
se lo pierdan.
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