Vampiros y otros relatos, de Mariano Sanz Navarro
Desde que era una joven lectora me ha gustado el tema literario de los
vampiros. No sé si encuentro en esos relatos, algunos ya clásicos, una profunda
aspiración humana a la inmortalidad, aunque sea a costa de parecer un
murciélago sangriento, en ocasiones espléndido, en ocasiones mustio y
animalesco, o por sus connotaciones eróticas, o por simple divertimento, pues
si vamos a las creencias, yo no me creo que existan más vampiros que algunos
que actúan a la luz del día y chupan la sangre, metafóricamente, de los seres
humanos, unos en público a grandes masas desprevenidas y otros en privado a
personas cercanas incautas. Quizás esa metáfora constituya el atractivo. Ya que
nos van a exprimir, fantaseemos. Confieso que no lo sé a ciencia cierta.
También hay que reconocer que el tema de los vampiros es considerado un
género menor dentro de un género menor también, el de terror. Por eso me
extrañó que Mariano Sanz Navarro, un escritor bastante serio, aunque haga gala
de humor e ironía, dedicara un libro a este género. Los amigos siempre
sorprenden con aspectos desconocidos de su personalidad, en este caso
gratamente.
Es el caso que Vampiros y otros relatos de Mariano Sanz
Navarro, publicado por Murcialibro este año que ya se
acaba, contiene notables cuentos de vampiros, pero también otros que
no lo son propiamente. Estos pertenecen a la segunda parte del título:
"...y otros relatos". Sin embargo, todos tienen en común dos aspectos
que caracterizan a los relatos clásicos de vampiros: la melancolía y el
misterio.
Los relatos que son propiamente de vampiros en este libro son tres,
los tres contados en primera persona desde el punto de vista del afectado de
vampirismo, un enfoque que los envuelve de calidez humana dentro de la
frialldad del tema. Ellos en realidad creen ser personas normales que tienen
una “rareza”, algo que no los aparta del mundo ni del género humano. Los puedes
comprender y apiadarte de ellos. En el primero, "¿Vampiros?", un
profesional que viaja a Sudamérica es atacado por un murciélago chupasangres.
Su deriva hacia el vampirismo es negada una y otra vez a pesar de la evidencia
y de las muchas referencias literarias y cinematográficas que le vienen a la
memoria. Tal parece que le rebate a un oyente imaginario el hecho de que es un
vampiro.
El segundo relato es entrañable y tierno. ¿Cómo resistirse a un ser que
nace con rasgos animalescos y resulta ser un híbrido extraño que se asombra de
un verdadero vampiro al que considera “Un tipo raro”. Y el tercero,
“Experiencias”, es sin duda el más misterioso. No siempre el vampiro es un tipo
gótico. Hay que estar alerta; los vampiros modernos salen por la noche… a
bailar en las discotecas. Este relato me hizo acordarme de una película
australiana de culto, “Lo que hacemos en las sombras”, la película de vampiros
más divertida de la historia del cine. Sólo que el relato de Mariano Sanz
Navarro no es divertido, es muy triste en realidad.
Los relatos que vienen a continuación son variopintos, pero realmente interesantes.
Homenajes literarios, como “La desaparición del doctor Pasavento” o “El Médano
del Loro”, relatos de costumbres, que no renuncian al misterio, como “Leo”, ni
a la crudeza de ciertos hechos, como “Broc”. Pero para los melancólicos
irredentos, tenemos un paquete especial de recuerdos y anécdotas populares.
“Cochise” relata la venganza de un desheredado, “Los feos”, recuerdos de un
tiempo lejano de infancia, “Jueves al mediodía” la remembranza del mercado
semanal en un lugar emblemático de nuestra ciudad, con un atento observador
adolescente. Y así unos cuantos más que harán pasar un buen rato a quien se
acerque a su lectura.
Personalmente, recomiendo el descubrimiento de Mariano Sanz Navarro como
narrador de piezas breves. Es que no quiero decir cuentista, no vaya a ser que
me lo tome a mal. Le tengo muchísimo aprecio, como persona y como escritor.
El texto original puede verse en el blog
de Sarashina:
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