viernes, 19 de marzo de 2021

LA HUMANITARIA PIEDAD DE SANZ NAVARRO


Mariano Sanz Navarro (Murcia, 1943) acaba de publicar una nueva colección de cuentos, Un escorpión en el brazo, tras una larga trayectoria como narrador, ensayista, explorador y empedernido viajero que ha llevado a sus libros escenarios y mundos muy diversos. Esta colección de relatos última recupera al narrador variado y ameno que sabe construir argumentos con los mimbres esenciales para que su lector se deleite con variadas historias, peregrinas algunas, sorprendentes otras, entrañables todas, porque un tono constante de humanitaria piedad revela su aprecio hacia los personajes creados, criaturas sorprendentes que sobreviven en mundos muchas veces adversos.

Sin duda, su capacidad para manejar los materiales narrativos y su experiencia en el cultivo del relato corto, le permiten asistir con diversidad y con diferentes resultados a unos argumentos que mantienen su interés hasta el final de la narración. Los espacios juegan un papel decisivo también en estas historias entrañables, ya que, en ocasiones, son los ambientes populares e incluso rurales los que alumbraban acontecimientos protagonizados por personajes singulares. Tierra y paisaje, naturaleza y convivencia humana se entrecruzan en estos relatos que, a veces, acuden a espacios urbanos revisitados por el autor y vinculados a su remota experiencia autobiográfica: Cataluña siempre es una referencia reiterada con evocaciones especiales. Como lo es también la presencia del mar con todo su simbolismo como lugar de encuentro y de convivencia familiar, doméstica o amistosa.

En todo caso, se destaca una vez más en una colección de cuentos de Mariano Sanz su gusto por la variedad y desde luego en ello juega un papel decisivo su estatura intelectual. Incluso en esta ocasión, la recreación de una historia dramática de la antigüedad clásica revela hasta qué punto el simbolismo de los personajes míticos sigue ejerciendo su esplendor en el escritor contemporáneo, confiado, como tantas veces se ha hecho, en la vigencia psicológica y humana de las leyendas clásicas nutridas de pasiones, dramas y desencuentros.

No puede sorprender al lector que conozca la trayectoria brillante de Mariano Sanz su capacitad para desarrollar los argumentos con solvencia y con técnicas que demuestran su calidad como constructor de historias. Las narraciones y los diálogos se combinan con eficacia y el resultado no puede ser más cohesionado, a pesar de la variedad de los argumentos contenidos en la colección. No es de extrañar que así sea cuando se dispone de un sólido bagaje cultural a la hora de manejar historias y dominar un lenguaje expresivo que resulte convincente. Es normal que, para algunos ambientes, el escritor elabore un determinado idioma, específico y sociológicamente delator del estrato que pretende hacer funcionar; idioma  que en otros relatos advertirá el lector diferente, distinto.

Pero acaso la aportación definitiva de esta colección esté en la solidez a la hora de crear personajes y establecer con ellos unos espacios de relaciones que han de sorprender, porque muestra convivencias y desencuentros, muchas veces desarrollados en ambientes degradados y faltos de comprensión y de ternura. A pesar de que el narrador siempre, como hemos adelantado, apuesta por la defensa del más débil y censura implícita o explícitamente al villano, al desalmado.

En el campo de la ya referida variedad hay que destacar que los registros pueden abarcar diversas posiciones adoptadas por el narrador. Desde el relato fabuloso o fantástico al cuento realista o costumbrista, son diferentes los registros empleados, algo que dota a la colección de un ingrediente añadido de pluralidad argumental y estructural, pero también psicológica e intelectual. Pero sin duda aquellos relatos más próximos a la realidad cotidiana de nuestra España reciente, o de las décadas últimas, hace que algunos de los cuentos transmitan al mismo tiempo una suerte de cierto testimonio histórico provocado por la presencia de una sociedad concreta, procedente de ambientes cercanos. En todo caso, los argumentos desarrollan historias que revelan también en el narrador estados de ánimo diferentes, porque en el fondo, en todos los relatos, siguiendo la máxima del gran Flaubert, está el autor presente, o bien como narrador omnisciente o bien como escritor comprometido que se compadece con las criaturas vulnerables que él mismo ha creado.

Una excelente colección de cuentos por tanto que muestra cualidades que ya tenía bien acreditadas, hace años, este escritor peregrino y aventurero, dotado de pasión por las letras y dueño de una envidiable capacidad de fabulación que lo sitúa en un primer plano de la literatura reciente y no solo local o regional. Ha hecho muy bien Mariano Sanz Navarro en reunir esta colección de cuentos y publicarlos, porque merecen ser leídos con atención para disfrutar de sus aventuras y de sus personajes siempre asombrosos, siempre dotados de estatura literaria.

 Francisco Javier Díez de Revenga

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