Mariano Sanz Navarro
CUBERO LUNA, JOSÉ, Vistabella, mon amour, MurciaLibro, Murcia, 2018
El autor nos presenta en esta colección
de relatos, encadenados por una temática común que prima sobre la organización cronológica,
una serie de vivencias autobiográficas, continuación de su obra “Memorias de un
niño murciano” publicada recientemente por el mismo sello que esta,
MurciaLibro.
CUBERO LUNA, JOSÉ, Vistabella, mon amour, MurciaLibro, Murcia, 2018
Se trata de una colección de vívidos
recuerdos narrados con una prosa cuidada y rica en matices, que no puede por
menos que recordarnos algunos clásicos de la literatura infantil, especialmente
‘Corazón’ de E. de Amicis. Algunos personajes de aquella (Garrone, Robetti,
Nelli, Garoffi, etc.) encontrarán un trasunto paralelo en los personajes de
Vistabella que el José Cubero nos presenta en esta colección de vivencias.
Entre aventuras-desventuras
infantiles, se desliza una documentada relación de hechos históricos que
reflejan a la perfección el momento social de la Murcia de los años 50-60. Se
trata de un viaje retrospectivo hacia la infancia-adolescencia en la que los de
la época se sentirán reflejados, y las generaciones posteriores descubrirán un
mundo del que hoy no quedan –afortunadamente en muchos casos, como en la política- demasiados
rastros. Aparece, inevitablemente, una descripción de muchos valores del
momento (amistad, solidaridad, familia), que los chicos adoptaban
insensiblemente, a pesar de constituir un mundo aparte –casi marginal- al de
los adultos
La narración se ve notablemente
enriquecida por una pormenorizada descripción del ambiente, las calles, el río,
los espacios, que proporciona un impacto visual suficiente para recorrer sin
dificultad la Murcia de aquellos tiempos y sus pintorescos aledaños que
supusieron, según nos relata, un espacio vital y una escuela de vida para él y
sus compañeros de trapacerías.
La iglesia, (sobre todo para las
mujeres, que la frecuentaban más asiduamente), el futbol y la radio con sus emblemáticas
series (Matilde, Perico y periquín, El
criminal nunca gana, El Tulipán negro, José Iglesias el Zorro, y tantos
otros), aparecen como los únicos medios de actividad lúdica y de evasión a que
la sociedad de la época tenía acceso.
Ilustra la cubierta una acertada
pintura de José Franco que sitúa al lector en el centro geográfico (La plaza de
los patos) de lo que han de ser las peripecias de este “niño murciano”
enamorado de su barrio: Vistabella.
La edición, como ya es habitual en
MurciaLibro, impecable y fácil de leer.
En resumen, una obra muy
recomendable para los amantes de la pequeña historia y los interesados en
conocer una parte representativa de la Murcia de ayer.
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