Francisco Javier Díez de Revenga
SANZ NAVARRO, MARIANO, Viaje por el Sahara Occidental, El Badía, Diego Marín, librero-editor, Murcia, 2007
SANZ NAVARRO, MARIANO, Viaje por el Sahara Occidental, El Badía, Diego Marín, librero-editor, Murcia, 2007
Mariano
Sanz (Murcia, 1943) publicó en 2007 un interesante libro de viajes que llama la
atención por su singularidad. Su título es El
Badía, Viaje por el Sahara Occidental.
Lo publicó Diego Marín, en colaboración con el Ayuntamiento de Santomera. En
sus páginas se relata un viaje apasionante, un recorrido lleno de sorpresas y
de encuentros de lo más asombroso. Lo primero que llama la atención de la obra
es su estructura porque sirve para conducir al lector en el avance por tierras
africanas hacia el Sur, hasta llegar al antiguo Sahara español.
El libro está construido sobre la base de la
imagen de un mapa que nos ofrece, detalladamente, los avances en la ruta
elegida, tierra adentro avanzando por el desierto, de manera que el lector
nunca se desorienta. Téngase en cuenta que todos hemos oído hablar de esas
tierras irredentas y que algunas veces se nos han hecho familiares en los
telediarios (¿Quién no recuerda la célebre Marcha verde coincidente con la
agonía del general Franco y los primeros pinitos del inmediato rey Juan Carlos,
aún príncipe de España?), pero lo normal es que nos seamos capaces de encontrar
en el mapa los lugares recorridos y desde luego de dibujar la ruta seguida de
una manera ni siquiera aproximada. Por eso el lector, este lector al menos,
agradece que un mapa no le abandone nunca y le acompañe por todo el recorrido.
Son
muy interesantes las magníficas fotografías de los personajes que el viajero
(los viajeros) se ha ido encontrando a lo largo del trayecto establecido, personas importantes
con las que han compartido momentos, escenas, comidas, espacios y descansos.
Crean ambiente y contribuyen a que el lector se sienta inmerso en la trama, en
la historia y en el argumento de este impar libro.
Mariano
Sanz ha acudido a estas tierras acompañado de Alejandro y de Gonzalo y los tres
han compartido experiencias y estímulos, y los tres han vivido la conciencia de
un paisaje, de una tierra, de un espacio vital tan diferente del habitual. El
viaje es la mejor experiencia que puede tener un ser humano y saber contarlo es
cualidad no siempre habitual en el viajero. El viaje ofrece la perspectiva
diferente y precisamente el que relata el viaje crea su propio perspectivismo,
ya que su mirada foránea es la que llegar a resultar capaz de encontrar aquello
que siendo ordinario y habitual para el habitante de la tierra visitada, ante el extranjero,
ante el foráneo, se convierte en extraordinaria.
Me
ha recordado mucho este viaje a mi maestro el profesor Mariano Baquero Goyanes,
que viajó muy poco en su vida, casi nada. Apenas visitas familiares a Madrid o
de trabajo en algún tribunal de oposiciones. No asistía a tesis doctorales, no
fue profesor visitante en ninguna universidad y, madrileño de nacimiento,
aunque estudiante en Oviedo, aquí a Murcia vino al obtener la cátedra a los
veintiséis años de su edad, y aquí se quedó, casado con una murciana, hasta su
muerte a los sesenta y uno, en la flor de la vida, en la madurez más rica como
profesor, como lector y como investigador.
¿Cómo
puede ser entonces que me recuerde este libro al profesor Baquero? Porque
explicaba como nadie un libro del siglo XVIII sorprendente y único, las Cartas marruecas de José Cadalso, donde
un viajero marroquí recorre España y cuenta, con asombro, aquello que a él le
parece extraño, sorprendente o sobresaliente en las costumbres españolas y que
a los españoles les parecería absolutamente normal. La utilización de este
punto de vista foráneo para juzgar costumbres buenas y malas es lo que
desarrolla lo que Baquero Goyanes denominó perspectivismo. Y eso es lo que
Mariano Sanz lleva a cabo en su largo relato del viaje: descubrir desde la
perspectiva del europeo, modos y costumbres de
los habitantes de los lugares destacados.
Hay
que valorar mucho la capacidad descriptiva desplegada por Mariano Sanz en este
libro suyo. Tierras y paisajes, naturaleza y conjuntos rurales y urbanos son
descritos con detalles ricos en observación, de manera que el lector se ve
envuelto en un mundo para él desconocido y lejano, pero que, gracias a la
perspectiva de Mariano Sanz, llega a hacerse próximo y cercano. Esa es la mayor
virtud del buen viajero, del observador atento, que es capaz de ver un paisaje,
un mundo, un contexto, sabe entenderlo, y, lo que es más valioso, sabe
explicarlo, con resultados excelentes, atractivos, sugerentes, vitales.
Historias,
leyendas, paisajes, personas, habitantes, costumbres, mundo complejo y original
enriquecen la lectura de un libro que se convierte en un auténtico gozo por su
variedad, por sus cualidades descriptivas, por su riqueza expresiva, por la
atención a los detalles más inesperados, por el cuidado en las descripciones.
Excelente obra digna de ser leída con detenimiento y con natural afán de
conocer y de saber… Así, con este propósito, un mundo totalmente nuevo se abre
ante el lector para construirse en una
perspectiva que si, en su origen, es personal y propia, no por ello deja de ser
para el que la recibe y la sabe entender, atractiva y seductora.
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