Javier
Diez de Revenga
SANZ NAVARRO, MARIANO, Desde el Asilo, IJK, Editores, Murcia, 2000
Mariano Sanz Navarro publica en la
editorial IJK. de Murcia, un libro extraño. Se titula “Desde el Asilo”. Una
bella estampa de la cubierta representando una casa de finca rural (debida a
una acuarela de Tomás Diez de Revenga), nos avisa de que “El Asilo” es una
quinta campestre en la que el autor vive retirado. Se compone el libro de
numerosos textos en forma de pequeños ensayos, relatos breves, cuentos o
estampas de difícil precisión genérica. Se trata, por así decirlo, de una
especie de “crónica particular”, porque la mayor parte de los textos son
recuerdos y memorias de personas, lugares y tiempos que el escritor ha querido
mostrar a sus lectores y a sus amigos. “Desde el Asilo” es, pues, un envío de
textos diversos, escritos desde la serena tranquilidad del escritor, retirado
en su quinta, apartado del mundanal ruido y atento a los recuerdos gratos
algunos, irónicos o jocosos otros, llenos de buen humor estos, emocionantes los
más.
Al lector de este libro de Mariano
Sanz Navarro que se estrena como escritor impreso a los cincuenta y muchos
años, le caben varias opciones para disfrutar de la lectura de un libro así. O
no sabe nada del autor y se decide a gozar de unos textos muy variados en cuanto
a su contextura genérica, o conoce al autor, como habitante de la ciudad de
Murcia, y disfruta aún más pensando que en tal o cual personaje conocido, tal o
cual anécdota ligeramente familiar, tal o cual paisaje o entorno rural o urbano
vuelve a nuestra memoria como vivido en unos años comunes a toda una generación
de muchachos de la segunda posguerra que vivieron una Murcia ya desaparecida.
El lector, por lo menos este lector
que se convierte en critico de un libro de una persona conocida de toda la vida,
se ha planteado muchas veces qué impulsa a alguien a decidirse a escribir sus
recuerdos ¿Qué ejercicio de catarsis supone poner por escrito aquellas vivencias
que uno lleva dentro toda una vida y decide hacerlas aflorar? ¿Qué importancia
tiene hacer funcionar la memoria para crear un género literario y revitalizarlo
como expresión de un mundo lleno de vida y de vidas?
La escritura memorística ha sido
ricamente desarrollada a lo largo de nuestro siglo. Pensemos en Azorín, en
Miró, en Francisco Ayala, pensemos en Aleixandre, en Gerardo Diego, en Cernuda,
que crearon la prosa de la memoria en la España contemporánea, y advertiremos
la verdad de esta escritura tan personal y tan lírica.
Porque el rasgo más sobresaliente
de estos textos de Mariano Sanz (además de su impecable pureza estilística y de
su castiza expresión) es su carácter subjetivo, que se traduce en un tono
lírico auténticamente conseguido. Observemos algunos ensayos, y muy
especialmente el último, titulado “El Hombre”, que es un relato lírico de una
pieza, sólido y emotivo desde la primera palabra hasta la última. Notaremos, en
este como en otros, que una escritura que sale del corazón, que deja sentir en
cada una de las palabras la subjetividad del autor, además de ser una escritura
lírica, revierte con toda su fuerza en el lector que se siente atrapado por las
palabras de uno y otro articulo de los que este libro extraordinario componen.
Mariano Sanz es un escritor de raza que ha comparecido ahora, como por
entretenimiento, ante sus lectores, y que quizás ha ocultado durante años
cualidades que hoy llaman la atención por su validez, por su atractivo y sobre
todo porque nos convencen.
Cuando dejamos el libro “Desde el
Asilo” sobre la mesa tras su lectura, tan amena, tan entretenida (en el sentido
más clásico y castizo del termino), algo queda vibrando en nuestra capacidad de
sentir, y es que hemos compartido con el autor muchos momentos, felices unos,
difíciles otros, y nos hemos interesado por experimentar sensaciones que hemos
hecho nuestras. Ocurre lo mismo que cuando leemos un buen libro de poemas. Su
capacidad de atraparnos es lo que más nos interesa y lo que colma nuestra
atracción. Porque lo que hemos leído en estas paginas no es sino vida, vida
sentida a través de fragmentos, de impresiones, de retazos; vida en definitiva
que interesa y capta al lector y lo hace cómplice de un mundo irremediablemente
ido. Porque no son flojos el sentido elegiaco y el componente nostálgico que
este libro ofrece a su lector. Quizás sean, estos últimos, los máximos
responsables de su poder de atracción.
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