Entre
nazi, meapilas y autárquico
JOSÉ BELMONTE
Es una de esas novelas que pueden llegar a
despistar a un lector poco avisado. Por su título, por la portada –muy
sugerente, por cierto, digna del mejor cine negro–, podríamos pensar que se
trata, sin más, de una novela policiaca al uso, como otra de las tantas que, en
estos últimos años, al hilo de la moda, se vienen publicando en España con
suerte dispar. Para empezar, ‘El comisario Soto’ es el primer relato extenso
que sale a la luz de su autor, Mariano Sanz, murciano nacido en 1943. Su
inexperiencia en este género no se ve, ni mucho menos, reflejada en estas
páginas. Se nota, de entrada, que es un gran lector, un escritor que cuida al
máximo la sintaxis y que selecciona meticulosamente las palabras que usa, sin
renunciar al lenguaje de la calle cuando es preciso.
El problema, si es que en verdad se trata de
un problema, es que estamos ante una novela falsamente policiaca. O, si se
quiere, una novela policiaca sin ‘caso’, con lo que se le da la vuelta a un
calcetín quizá demasiado manido, y su autor apuesta, mas bien, con desparpajo y
atrevimiento, por un relato que tiene más de psicológico y costumbrista, con un
cierto asomo de novela histórica. Pone en pie y describe, con pinceladas
sólidas y certeras, a tres o cuatro personajes –entre ellos, el propio Soto, su
esposa y el Lagartija–, amén de otros entes de ficción que logran funcionar en
estas páginas a pesar del corto papel que les toca representar, como Paula,
“puta de escaso éxito, pajillera de portal, cigarrera y por fin alcahueta”. La
acción se reparte entre Barcelona y Murcia. Y su tiempo, durante el Régimen
–“inventado por Franco, entre nazi, meapilas y autárquico en el que todo el
mundo se miraba de soslayo sin atreverse a la crítica”–, cuando se repartía
verdadera estopa en las comisarías de barrio, con confidentes, policías
corruptos y chulos campando a sus anchas.
‘EL COMISARIO SOTO’
Autor: Mariano Sanz. Estilo: Novela.
Editorial: Raspabook. Murcia, 2016.
330 páginas. Precio: 15 euros.